Fuente: El País, noviembre 2018.
Los errores de los aspirantes fueron determinantes en Aragón, Castilla y León, Madrid y Murcia.
Unas 200.000 personas compitieron en junio para lograr una de las 20.698 plazas de profesor de secundaria, FP o escuela de idiomas (la mayor oferta pública desde que comenzó la crisis) y, para sorpresa general, el 9,6% de los puestos quedaron vacantes. El debate sobre el grado de exigencia de estas pruebas persiste y se sabe que las faltas de ortografía y errores gramaticales, aunque nunca sea algo generalizado, lastraron la calificación de un número no despreciable de opositores. Fue determinante en comunidades como Aragón, Madrid o Murcia, según las fuentes consultadas. En Castilla y León, donde se examinaron de forma oral, el problema detectado fue un bajo nivel de redacción. Otro motivo para restar nota, quizá hasta el suspenso, afirman los correctores, fue contestar largo y tendido a algo que no se preguntaba.
En algunos casos, cuentan tres correctores de exámenes, algunos candidatos redactaron como lo hacen en sus mensajes de móvil, acortando las palabras, por ejemplo un “tb” en vez de “también” o un “x q” en lugar de “por qué”. Otros utilizaron expresiones adolescentes propias de un registro coloquial como “en plan” o “rollo de” (...)
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